Anoche entre mis sueños
puñado de cenizas
hice el amor contigo
sereno y exquisito
contigo que hace tanto
hace tanto estás muerto.
¿A qué obedece la intensidad de este poema? Uno
está tentado a decir que no hay artificio, pero hay muchos. La cuestión es cómo
se administra el artificio. Idea Vilariño es una poeta que administra. Su estilo
y el acierto de su estilo se fundan en la economía, de la que este poema es
ejemplo, no solo ni principalmente por la cantidad de los versos que lo
componen, sino -me parece- porque siendo
muy pocos dan mucho.
Si el desafío del lenguaje poético (o más
abarcativamente literario) es producir sentido, devolver sentido a las palabras
desgastadas por el uso, en la poesía de Idea nos encontramos con algo muy
peculiar, algo de lo que se puede aprender: una presentación directa, frontal y
ajustada al carozo de la experiencia; una experiencia obviamente depurada, en
este caso, la acción (haber soñado que se hace el amor con alguien que ya ha
muerto) es abismal. Para dar cuenta de ese abismo, Idea no lo sugiere, no lo alude
de manera oblicua o simbólica, sino que opta por las palabras de la tribu, sin
forzarlas en absoluto.
Su arte es el de decir lo necesario, lo
imprescindible: a su último libro lo tituló No.
No, una
sílaba, una palabra rotunda, contundente, toda una actitud. No y basta.
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