martes, 24 de marzo de 2020

El callado





Mi hermano, sentado en una reposera,
recita el nombre de todos sus perros.
Nunca jugó conmigo. Era muy grande
y yo muy chica, pero me abrazaba
fuerte, fuerte, hasta hacerme doler.
Tiene en el fondo de su casa un patio
de tierra, árboles, enredaderas.
Hay también un farol bajo las ramas
que difuminan la luz en la noche
de verano mendocino. Charlamos
como si fuera la primera vez,
como quien se mete a un río a oscuras
y ve menos que lo que siente: agua
negra que de a poco va envolviéndonos;
familiar el nombre, pero lo más,
desconocido y cada vez más hondo.
Tal vez por eso mi hermano aproxima
suavemente a la orilla de la charla
el catálogo de perros: me tiende
lo más suyo a ver si lo reconozco.

martes, 17 de marzo de 2020

Tres poemas de Derek Walcott





Volcán

Joyce tenía miedo del trueno,
pero en su funeral rugieron los leones
del zoológico de Zurich.
¿Era Zurich o Trieste?
No importa. Son leyendas, lo mismo
que la muerte de Joyce
o el fuerte rumor de que Conrad
ha muerto y que Victoria es irónica.
En el borde del horizonte nocturno,
desde esta casa sobre los riscos
se divisan hasta el alba
dos llamas que salen de las torres
de perforación en el mar; son como
la brasa del cigarro
y como el resplandor del volcán
en el final de Victoria.
Uno podría abandonar la escritura
para seguir las señales de los grandes
que arden lentamente y ser
el lector ideal, rumiante,
voraz, amante de las obras maestras,
y, en vez de intentar repetirlas
o superarlas, ser
el mejor lector del mundo.
Al menos, esto requiere del asombro
que se ha perdido en nuestro tiempo;
tanta gente ya vio todo;
tantos pueden predecir;
tantos negarse a entrar en el silencio
de la victoria, la indolencia
que arde en el centro;
tantos que solo son
ceniza erecta, como el cigarro,
tantos dan por seguro el trueno.
¡Qué común el rayo,
y perdidos los leviatanes
que ya no los buscamos más!
Había gigantes en aquellos días.
y hacían buenos cigarros.
Debo leer con más cuidado.


Vulcano

Joyce was afraid of thunder,
but lions roared at his funeral
from the Zurich zoo.
Was it Zurich or Trieste?
No matter, These are legends, as much
as the death of Joyce is a legend,
or the strong rumour that Conrad
is dead, and that Victory is ironic.
On the edge of the nigt-horizon
from this beach house in the cliffs
there are now, till dawn,
two glares from the miles-out-
at-sea derricks; they are like
the glow of the cigar
and the glow of the volvano
at Victory´s end.
One could abandon writing
for the slow-burning signals
of the great, to be, instead,
their ideal reader, ruminative,
voracious, making the love of masterpieces
superior to attempting
to repeat or outdo them,
and be the greatest reader in the world.
At least it requires awe,
which has been lost to our time;
so many people have seen everything,
so many people can predict,
so many refuse to enter the silence
of victory, the indolence
that burns at the core,
so many are no more than
erect ash, like the cigar,
so many take thunder for granted.
How common is the lightning,
how lost the leviathans
we no longer look for!
There were giants in those days.
In those days they made good cigars.
I must read more carefully. 
 



Liquidación

Vivo en el agua,
Solo. Sin mujer, sin hijos.
Navegué en torno a cada posibilidad
para llegar a esto:

una casa baja sobre el agua gris,
con las ventanas siempre abiertas
hacia un mar estanco. No se eligen estas cosas,

pero somos lo que hemos hecho.
Sufrimos, pasan los años,
tiramos la mercancía, pero no nuestra necesidad

de carga. El amor es una piedra
en el fondo del mar,
bajo el agua gris. De la poesía, ahora

solo quiero la emoción verdadera,
no piedad ni fama ni cura. Esposa silenciosa,
nos sentaríamos a mirar el agua gris

y en una vida inundada
de basura y mediocridad
viviríamos como una piedra.

Voy a olvidar los sentimientos,
voy a olvidar mi don. Es más grande
y más difícil que lo que allá pasa por ser la vida.
 



Winding up

I live on the water,
alone. Without wife and children.
I hace circled every possibility
to come to this:

a low house by grey water,
with windows always open
to the stale sea. We do not choose such things,

but we are what we have made.
We suffer, the years pass,
we shed freight but not our need

for encumbrances. Love is a stone
that settled on the seabed
under grey water. Now, I require nothing

from poetry but true feeling,
no pity, no fame, no healing. Silent wife,
we can sit watching grey water,

and in a life awash
with mediocrity and trash
live rock-like.

I shall unlearn feeling,
unlearn my gift. That in greater
and harder than what passes there for life. 



Mapa del nuevo mundo
         Archipiélagos

Al final de esta oración empezará la lluvia.
al borde de la lluvia, una vela.

Lentamente la nave perderá de vista las islas;
y en la niebla viajará la fe en los puertos
de toda una raza.

La guerra de los diez años ha terminado.
El cabello de Helena es una nube gris.
Troya, un cúmulo de ceniza blanca
junto al mar y la garúa.

La llovizna se tensa como las cuerdas de un arpa.
Un hombre de nublados ojos recoge la lluvia
y pulsa el primer verso de la Odisea.



Map of the new world
    Archipelagoes

At the end of this sentence, rain will begin.
At the rain´s edge, a sail.

Slowly the sail will lose sight of islands;
into a mist wil go the belief in harbours
of an entire race.

The ten-years war is finished.
Helen´s hair, a grey cloud,
Troy, a whit ashpit
by the drizzling sea.

The drizzling tigtens like the strings of an harp.
A man with clouded eyes picks up the rain
and plucks the first line of the Odyssey

Los dos primeros poema han sido extraídos de Sea Grapes (1976). El último de  The fortunate Traveller (1981).