sábado, 6 de septiembre de 2025

Crisis de la representación heroica

                                        


                                        Mi sombra clara, mi guerrera

a la espalda, la que no pesa,

hoy por sobre mí ha saltado,

pariéndose a sí misma oscura,

y con la gracia de una pluma

que cae, me enfrentó diciéndome

que ya era hora de que viera

la veta turbia de las cosas.

 

Y sin abandonar sus mañas

de certezas, enmudeció.

Cierto y no cierto, respondí.

Un poco y un poco, querida

y ahora más querida sombra

que vacila cuando vacilo:

¿no sentiste mi sacudón de hombros,

el envión hacia adelante?

 

Lo nítido nos acalambra

un poco, pero el hecho es

lo que va haciéndose. Los nombres,

el orden y las dimensiones

son nuestro arco y nuestro escudo,

pero no sirven. Para mí

también es hora de sentir

cómo nos va envolviendo el viento. 


 

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