sábado, 28 de julio de 2018

de Auroras de Otoño (Wallace Stevens)





VII

Siempre es posible un tiempo de inocencia.
Nunca un lugar. O si no hay un tiempo
Si no pertenece al tiempo ni al espacio,

Si solo existe como idea en el sentido
De oponerse a la desgracia, no es menos real.
Los más viejos y fríos filósofos dicen 

Que hay o puede haber un tiempo de inocencia
Como un puro principio. Su naturaleza
Es su fin: Podría ser y no ser algo

Que atenaza la piedad del hombre piadoso,
Como un libro en la noche, bello pero falso,
Como un libro en el alba, bello y verdadero.

Podría ser algo que pertenece al éter
Y que existe casi como predicado.
Pero existe, existe, es visible.  Es.

Así, estas luces no son un hechizo de la luz,
Algo que enuncia una nube, sino inocencia.
Inocencia de la tierra y no signo falso

O símbolo de malicia. Es algo de lo que somos parte,
Que descansa, igual que los niños en esa santidad,
Como si despiertos yaciéramos es la quietud del sueño,

Como la madre inocente que canta en la oscuridad
Del cuarto y en un acordeón, apenas audible,
Creara el tiempo y el espacio en que respiramos...



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