La trama de los buenos
argumentos
--cómo se va inflamando el
horizonte;
cómo de norte a sur una
delgada
hebra de patos lo cruza y se
pierde
y la tensa expectativa del día—
te convence, por más que hayas
pasado
tanto tiempo de tu vida
creyendo
que la tormenta estalla de
repente.
No. Es que estos y otros
tantos golpes
de efecto te pasmaron, y
además
en eso consiste tu humanidad,
en recortar, parcelar, definir
realidad para poder vivir:
este
maravilloso aroma anuncia
lluvia
a raudales; este otro, más
acre,
la creciente, fragor entre
las piedras.
Pero nada advertías en la nube
derivando rumbo al sur ni en
los gallos
que cantan a deshoras ni en el
raro
color de la madrugada. Ahora
en tu pequeño Larousse aparece
que escándalo del agua se
origina en
hiato en el aire, cuarzo que
se raja
y mudanzas apenas susurrantes.
Muy bello y una delicada invitaciòn a reflexionar. Al menos eso me ocurriò. Pienso en cuàntos hiatos no reparè y cuàntas mudanzas no escuchè. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo, querida poeta. Te envié mail.
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