VII
Siempre es posible
un tiempo de inocencia.
Nunca un lugar. O
si no hay un tiempo
Si no pertenece al
tiempo ni al espacio,
Si solo existe
como idea en el sentido
De
oponerse a la desgracia, no es menos real.
Los más viejos y fríos filósofos dicen
Que hay o puede haber
un tiempo de inocencia
Como un puro
principio. Su naturaleza
Es su fin: Podría
ser y no ser algo
Que atenaza la
piedad del hombre piadoso,
Como un libro en
la noche, bello pero falso,
Como un libro en
el alba, bello y verdadero.
Podría ser algo
que pertenece al éter
Y que existe casi
como predicado.
Pero existe,
existe, es visible. Es.
Así, estas luces
no son un hechizo de la luz,
Algo que enuncia
una nube, sino inocencia.
Inocencia de la
tierra y no signo falso
O símbolo de
malicia. Es algo de lo que somos parte,
Que descansa,
igual que los niños en esa santidad,
Como si despiertos yaciéramos es la quietud del sueño,
Como la madre
inocente que canta en la oscuridad
Del cuarto y en un
acordeón, apenas audible,
Creara el tiempo y
el espacio en que respiramos...