jueves, 3 de agosto de 2023

Éxodo, 20


Nunca creí en santos protectores.

Como perra sedienta mi raquítica

fe orillaba el rumor de lo que cambia

sin comprender nada, conjeturando

un poco conforme el deseo

y, por eso, se han de haber reído

en cascada las varillas de juncos

y otras yerbas más humildes que yo.

 

 

                                ***

 

Gracias habría que dar por no poder

fijar las cosas, halo indefinible

que se escapa de todo lo que (no)

tengo, cuando la luz en la mañana

o envuelta en una racha de luna

escucho sin mí el nítido gorjeo:

¿Qué dicen mis tres pájaros cantores?

Nada. Una música que va siendo.

 

                               ***

 

No te harás imagen de lo que esté

arriba, en el cielo, ni en la tierra

ni en las aguas debajo de la tierra,

porque es simplemente falso.

Arremánguese el poeta y dedíquese

a escribir en serio y no desde sí

que al final aburre: se le adivina

el cálculo, verso de roca gris.