Te
vas desprevenida a la pelea
y
no sabés lo que te espera. Nadie
sabe,
tampoco yo. De espaldas
te
veo, dueña de tu paso, ágil,
y
hasta tu miedo tiene un olor fresco.
Si
en el futuro fueras a temer,
sea
así tu aroma, apenas leve,
y
te arrebate como hoy el viento.
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