La tormenta
siempre viene desde el sur,
pero en esta
habitación el aire viene
de un
ventilador de techo. Así y todo,
huelo o me
imagino el olor de la tierra
húmeda.
Todavía la memoria
del sonido de
las primeras ráfagas
cuando
peinan las ramas los árboles,
la menta de
la frescura. Alguien dice
en la
penumbra de la pieza que pronto
cederá el
calor, que se ve amenazante
el horizonte
y yo recuerdo el derrotero
en círculos
de las nubes, tan ajenas
a nuestras
metáforas ingenuas. Qué
no daría por
que me mojara el agua.
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