domingo, 6 de marzo de 2016

Tres poemas de Daniel Vera


Daniel Vera (Córdoba, 1947) además de poeta, es maratonista y se ha desempeñado como docente de Lógica y de Filosofía del Lenguaje en la UNC hasta su reciente jubilación. Ha publicado varios libros de poemas, entre los que se destacan Fundamento hsin (Dianus, 1987), Formas de la oración (Alción, 1991) y Àngel en llamas (Alción, 2012), de donde se extraen los poemas a continuación. Es también autor de ensayos. Su último libro en este género es Meditatio mortis (Alción, 2014). Tiene dos blogs: "Tortugas y lentejas", que reúne su pasión por las carreras de larga distancia y su pasión por la lectura y la escritura. "Chuzas y lechuzas" es más exclusivamente estético: literatura y artes plásticas, reseñas, pero sobre todo la cálida amistad.


Salmo para Agripina

Hágase la salud. Huya la fiebre.
Obedezca el dolor a las palabras
Y retire sus garras de tu cuerpo.
Venga el aire a tu sangre plenamente.
En el nombre del verbo solicito
Que las huellas del frío se deshagan
Como un copo de nieve sobre el fuego.
Hágase la salud. Huya la fiebre.
Y te habiten demonios favorables.


Paisaje doméstico

Sol en el este. Sombra en el oeste.
Es la luz del hogar en la mañana.
Por la tarde, la dirección inversa.
La noche llega igual de todas partes
Y recibe la luz desde ese centro
De fuego transparente que es mi hogar.
Es una luz voraz, devora sombras:
no respeta ninguna certidumbre.
(Salvo la inexpugnable certidumbre,
La augusta certidumbre de la duda.)


El buen salvaje

Las culpas adquiridas, los oficios,
El arrepentimiento tumultuoso,
Nos separan sin pausas de la vida.
Dominio de la selva, de nosotros,
De las vastas pulsiones de la sangre
Y entrega de los sueños al vacío.
Somos los vencedores del salvaje
Somos los salvajes derrotados.
Los llamamos salvajes porque aspiran
El aire de la luna y de los crímenes
Con un filtro de viva fantasía
Que no deja pasar pena ni muerte.

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