Desenterraron collares y un pez
fosilizado en un bloque de piedra
negra, basalto de más de tres mil
años. El alma del pez no está allí.
Transmigra seca también a través
de las fotogalerías de los diarios
del mundo, una semana o dos.
Después, no se sabe. Se olvidará.
La ciudad está en el desierto. Vemos
al fondo el Nilo. Atrás, unas palmeras
al viento y en primer
plano al arqueólogo
español. Todo es internacional
y dura menos de cuatro minutos.
Luego nos hundimos hacia lo hondo
y oscuro del sueño donde a lo lejos
reverberan ¿las escamas de un pez?
La vida que está en otro lado en mi
paisaje interno – juncos amarillos
entre las piedras de las Altas cumbres,
hay viento y a la vez silencio; frío
y, en el agua, peces que son grises
sombras sin miedo – la vida o ese
rincón que ahora mismo es sin mí,
sabe que la muerte está en otro lado.
Muchos lugares, diferentes para cada uno, que en este momento son sin uno. Quisiera que mi cuerpo transmigrara realmente... Gracias por todo el poema y por el aliento final.
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